martes, 26 de agosto de 2014

Lo que me enseñó mi amigo Cherry

Alba se ha ido hoy por la mañana a emprender la aventura que empecé yo hace ya casi un año (faltan diez días para hacer un año). Aitor la empieza mañana. Quien pudiera repetir me digo durante estos días. La semana pasada recordaba con Sara algunos momentos aunque realmente todo esto es agua pasada. Aun así, todos estos acontecimientos no hacen más que alimentar mi deseo de volver a irme una temporada y dejar atrás la rutina de Pineda de Mar. Puede que definitivamente lo que necesito es independizarme.

Probablemente este pasado fin de semana fue alguno de los mejores que haya tenido durante este verano. Después de una frenética tarde en Barcelona, conseguimos juntarnos para despedirnos de Alba. La tarde en Barcelona no pasó sin incidencias pues volví a toparme con un servicio de restauración maleducado. Todo y que su café y su pastel de chocolate estaban deliciosos, el servicio de cafetería de We Pudding era de lo más lamentable. Jamás me han atendido con “Rápido que voy de culo” y aun así he tenido que repetirlo varias veces. Sin embargo, el lugar era genial y estaba ambientado en David el Gnomo donde había champiñones gigantes a modo de lámparas. Para quemar parte delas 800 calorías que tragué con aquel pastel, andamos hasta la calle Roselló 158 para visitar la librería Re-Read de la que había leído hacía meses en El País. Se trata de una librería low cost y te permite comprar hasta cinco libros por 10 euros. Todos son títulos posteriores a los noventa aunque la librería tiene una sección de clásicos. Los libros son de segunda mano y algunos tienen aún la etiqueta del Opencor o el Alcampo pegada en la cubierta. Es un lugar pequeño pero muy tranquilo. Además de buen precio, la librería también compra libros de segunda mano a euro la unidad (una oportunidad para perder un poco de peso literario Sara). Una adorable pareja de jubilados vendió dos bolsas repletas de libros en los que al menos había 50 o 70 euros.

No sé qué tienen estas noches con los amigos que siempre acabamos haciendo referencia a los buenos tiempos de instituto y recordando viejas glorias como la historia de un chico al que le llamábamos Zapacaca en honor a una mierda que pisó y con la que fue al aula. Esto y unas piñas coladas cargadas hicieron que nos llamaran la atención en la terraza. A los 21 años, aún nos queda parte de aquel niñato de instituto.

La vuelta en tren con Mireia me hizo llegar a la conclusión que el hecho de querer moverme y cambiar de rutina no era un deseo único en mí sino que ella también lo estaba deseando e incluso puedo decir que en ella era más intenso. Es Mireia quien había estado rezando por la existencia de algún programa de becas o convenios con Suramérica todavía abierto En mi caso mi deseo incluye poder acercarme más a Sara y me imagino cruzando la ruta 66 con ella mientras se broncea nuestra blanca (en su caso, blanquísima) piel.

Esta es mi última semana de trabajo lo cual supone el fin de mis ingresos estivales. Desde la perspectiva económica me da pena pero desde la perspectiva existencial (si se puede llamar tal cual) no siento ninguna lastima. Llevo cinco veranos haciendo este trabajo y lo más útil que he hecho ha sido grabar pulseras personalizadas como la que le gravé ayer a un hombre bastante hecho polvo llamado Cherry. De hecho quería hacer un inciso porque después de atender a este hombre vi lo importante que es guardar la compostura con gente creepy y saber crear conversación, acercarlo a ti, ganarte su confianza y al final convertirte en su amigo. Así lo hago yo, no te puede temblar el pulso porque esta gente son como las mascotas, huelen el miedo y la simpatía es tu mejor arma. Esto es algo que me enseñó mi jefe quien tiene casi dos decenas de clientes peculiares y con todos se lleva a las mil maravillas. Esto me obliga a corregirme y decir que aunque puede que lo más útil que he hecho ha sido manejar la máquina Gravograph, estar de cara al público te da seguridad y te enseña a cómo lidiar con gente peculiar como mi amigo Cherry. Todo y eso, durante este año que viene toca conseguir subir un escalón e iniciarse dentro de mi campo de estudios tal y como casi logro este verano.

Sara llega el lunes, el alcalde Trias la recibirá con todos los honores correspondientes.


Llevo casi tres semanas viendo Friends y he de decir que Mónica está buenísima. 

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