miércoles, 25 de junio de 2014

Huelo a verano y a flow

Ayer tarde (más bien noche), en un alarde de intentar mantener mi (extraño)  hábito deportivo que llevaba en Irlanda, volví  a ir en bici (o andar en bici como dicen por el norte) por la playa a gran velocidad. Digo extraño porque hasta que llegué a Irlanda, mi hábito deportivo era más bien bajo y bastante sedentario. Un día de running o bici cada semana (o cada dos), combinado con mis ejercicios caseros que poco o mucho me mantenían en una forma aceptable. Sin embargo, en Irlanda se me ofreció la posibilidad de hacer todo tipo de deporte gratuito. Allí sorprendí hasta a mis amigos ¡Hacía deporte cada semana! Me apunté a esgrima, deporte el cual recomiendo a todo el mundo si quieres pasárselo bien, sudar y luchar con la espada al más estilo Dartacan. Me iba a apuntar al club de paracaidismo pero estos irlandeses querían que yo, si ningún tipo de experiencia, me tirara solo desde el avión. Sí, claro.

En fin, no vengo a hablar de cómo han cambiado mis hábitos saludables después de mi año Erasmus. Desde luego han mejorado bastante. El verano ya ha llegado, se huele, se nota y se sufre por el bochorno que pasé todo e ir a las 8 de la tarde (evening si eres alguien normal y no español). La gente va a casa a cenar después de un largo día en la playa con los niños llenos de arena, la sombrilla, la hamaca, la nevera, la colchoneta, las palas y todo lo demás. A mí no me gusta demasiado la playa de mi pueblo porque está muy llena de gente, no es bonita.

Sin embargo, en mi profunda opinión, yo no considero el verano por empezado hasta la verbena de San Juan y en Catalunya, la verbena es de lo más mágica. Me atrevo a decir que esta fue sin duda, la mejor verbena que tuve en muchos años. Como ya dije una vez, me encanta Sant Pol. Yo si pudiera viviría allí, es tranquilo, tiene playa y montaña (como mi pueblo sí) pero tiene se rollito mediterráneo al estilo anuncio de Estrella Damn que tanto me gusta. Las callejuelas y la gente en la calle con la música de fondo y las barrakas al lado del escenario. Veía gente madurita (40-50) años con más flow que Tito MC bailando hip hop. Decía a mis amigos “Yo de mayor quiero estar como ellos”. La cervecita o el agua de valencia son el alma de la fiesta y todo esto mezclado con el olor de la pólvora quemada. Quizás ese es el olor del inicio del verano. Sin embargo por fortuna más que por desgracia, a mí me toca trabajar y más bien yo al veranito lo dejo descansar. El ambiente estaba tan animado que me pusieron incluso una de Fangoria y dices, “¿Y esto?”. Genial. Sin embargo quizás el signo más claro de que el verano ya ha llegado, es la piel que se me está pelando aún dos semanas después de mi día de playa en Donosti.


Hablar con mis amigos sobre lo que el futuro nos depara, ese fue el principal tema de la noche. En el fondo me gustaría poder verme a mí y al resto de mis amigos dentro de 5-7 años. Veo a gente de mi instituto más joven que yo y veo que al final, con los años, gente que parecía totalmente perdida en el camino, ha conseguido encontrar indicaciones. 


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